Ya que nuestro propósito no es exponer un esquema cronológico, sino explicar las bases de las fechas presentadas, no es necesario estudiar más que unos pocos reinados típicos. Sin embargo, hay que mencionar ciertos problemas.
1. El primero no aparece en la serie de sincronismos de los libros de los Reyes, sino en una declaración aislada de Crónicas que parece ubicar la construcción de Ramá, por Baasa, en el 36.º año del reinado de Asa (2 Crónicas 16: 1; ver también 1 Reyes 15: 17); pero Baasa murió y le sucedió su hijo Ela en el 26.º año de Asa (1 Reyes 16: 6, 8). Por lo tanto, no pudo haber construido la ciudad de Ramá 10 años más tarde. Sin embargo, si entendemos que se refiere al 36.º año de la dinastía de Asa, no de su reinado personal, el problema se resuelve, porque el 35.º año, a partir de la división del reino, cae tanto dentro del reinado de Asa como del de Baasa.
2. Existe una aparente discrepancia entre la afirmación de que Joram de Israel comenzó a reinar en el 2.º año de Joram, hijo de Josafat de Judá, y la declaración de que comenzó a reinar en el 18.ºaño de Josafat (2 Reyes 1: 17; 3: 1), pero que Joram de Judá comenzó a reinar en el 5.º año de Joram de Israel (2 Reyes 8: 16). Esto se explica, pues Joram de Judá estaba en el 2.ºaño de su corregencia, en el 18.º año de su padre, cuando Joram de Israel subió al trono, pero sucedió a su padre como único monarca en el 5.º año de Joram de Judá.
3. De seguirse la cronología corta, pareciera no quedar espacio para que Peka reinase 20 años, si ese reinado comenzó cuando derrotó a Pekaía y tomó el trono de Israel. Pero si computó como suyos los reinados de sus dos predecesores -es decir, los de la casa de Manahem- encuadrarían bien los 20 años. Tal procedimiento tiene paralelos. En la historia egipcia se da el caso de Haremhab, quien computó como suyos los años de cuatro reyes: Iknatón, Smenjkare, Tutankamón y Eye. Aun en la historia inglesa tenemos el caso de Carlos II, quien subió al trono en la restauración de 1660, pero contó su reinado a partir de la ejecución de Carlos I en 1649, sin tomar en cuenta el período de Cromwell.
Posiblemente Peka se consideró como genuino sucesor de la poderosa dinastía de Jehú, como patriota del partido antiasirio que reaccionaba contra las tendencias "colaboracionistas" de Manahem, quién pagó tributo a Tiglat-pileser. Incluso sería posible que en el tumulto que con el asesinato de Zacarías puso fin a la dinastía de Jehú, Peka hubiera logrado un verdadero dominio sobre parte del territorio de Israel y se hubiese considerado rey, aunque sin lograr regir todo el territorio hasta matar a Pekaía. En tal caso, no hubiera reconocido a los reyes del período como legítimos. No sabemos lo que ocurrió; pero, en base a precedentes históricos y políticos, no puede considerarse improbable que Peka se hubiera apropiado de doce años de reinado de sus predecesores.
4. A Jotam se le atribuyen 16 años de reinado (2 Reyes 15: 32, 33; 2 Crónicas 27: 1, 8). Sin embargo, Oseas subió al trono en el 20.º año de Jotam (2 Reyes 15: 30). No hay discrepancia entre los dos totales si hubo una corregencia, porque uno puede incluir todos los años de reinado, y el otro sólo los años de reinado exclusivo. Pero este caso parece complicarse con una corregencia con Acaz al final del reinado de Jotam. La combinación de los sincronismos parece indicar que durante los últimos años de su reinado (16 al 20) Acaz era corregente, cuando probablemente Jotam ya no llevaba las responsabilidades del reino. Así, en cierto sentido, su reino podría haber concluido en su 16.º año, pero podrían haberse seguido contando los años de su reinado hasta su muerte.
5. Algunos encuentran problemática la sincronización del reinado de Ezequías con el de Oseas. Otros creen que este problema se resuelve suponiendo una corregencia, como se ha hecho en otros casos en que los sincronismos parecieran exigirlo. En todo caso, los números deben ser probados por los sincronismos, y sobre esa base se los aplica al reinado exclusivo, a la corregencia o a ambos. Al aplicarse este método en el caso de Ezequías, se resuelve la dificultad si se supone que (a) la ascensión de Ezequías en el tercer año de Oseas marcó el comienzo de su corregencia; y (b) que las cifras de su edad y la duración de su reinado corresponden a su mandato exclusivo, tras la muerte de su padre.
De esta manera podría entenderse así la fórmula de ascensión de Ezequías: "En el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar [como corregente] Ezequías, hijo de Acaz rey de Judá. Cuando comenzó a reinar [solo, tras la muerte de su padre] era de veinticinco años, y reinó en Jerusalén veintinueve años [como monarca exclusivo]" (2 Reyes 18: 1, 2).
Algunos han adoptado un método similar para interpretar las cifras que se dan en la fórmula del año de ascensión de Acaz (ver 2 Reyes 16: 1, 2). Pero en realidad, si Ezequías tenía 25 años cuando murió su padre, la edad registrada para Acaz (20 años) debe haberse referido al comienzo de su corregencia y no al de su reinado exclusivo. Así habría tenido 15 años cuando nació Ezequías, algo que no es insólito en el antiguo Cercano Oriente.
6. La cronología de Acaz presenta la mayor dificultad. Oseas llegó al trono como resultado de una conspiración contra Peka. La Biblia dice que "Oseas hijo de Ela conspiró contra Peka ... a los veinte años de Jotam" (2 Reyes 15: 30). Los anales asirios registran que el pueblo destronó a Peka y que Tiglat-pileser puso por rey a Oseas. Esto parece haber sucedido en el 12.º año de Acaz (2 Reyes 17: 1). Sin embargo, este último sincronismo con el reinado de Acaz no armoniza con el resto del esquema cronológico elaborado de acuerdo con las otras informaciones bíblicas. Este es el eslabón incompleto en la cadena. Ya se ha dicho que la ubicación de los reyes en que se basan las fechas de este estudio, se acerca lo más posible a la armonía completa de todos los datos bíblicos y extrabíblicos que se conocen ahora. No puede considerarse completo mientras no pueda resolverse satisfactoriamente esta discrepancia. Por lo tanto, antes de recurrir a cambios o conjeturas, es mejor admitir francamente que este problema está aún por resolverse.
Por supuesto, existe la posibilidad de que la aparente discrepancia se deba a un error de copista. Sin embargo, otros problemas cronológicos antes considerados productos de tales errores, pueden ahora resolverse, pues comprendemos mejor los antiguos métodos de cómputo. Por lo tanto, es razonable esperar que con el tiempo esta discrepancia pueda aclararse, quizá cuando se descubra alguna otra información; tal vez alguien pueda elaborar sobre lo que ya se ha hecho, y arribe a un paralelismo ligeramente diferente de los reinados de este período que conserve la armonía de los sincronismos, y que también ubique esta última comprobación.
A la pregunta: ¿Qué valor tiene una cronología si es incompleta y está sujeta a posibles correcciones?, se puede responder que nuestra comprensión de la Biblia es incompleta, y que a veces necesitamos cambiar nuestra interpretación de ciertos textos. Pero eso no justifica la conclusión de que el estudio por mucho tiempo dedicado a la Biblia, no proporciona una forma constructiva para llegar a su comprensión. Por el contrario, creemos que mientras más estudiemos la Biblia, tanto mejor veremos su armonía y más plenamente nos convenceremos de que los escritores bíblicos presentaron una pauta de razonamiento coherente y unificada.
Lo mismo puede decirse de la parte de la Biblia dedicada a la cronología: cuanto más se la estudia, tanto mejor se descubre su forma definida y ordenada, y tanto más significativos resultan los registros históricos que dependen del marco cronológico.