EL DIOS QUE YO CONOZCO

9.02. Los años se cuentan según el cómputo inclusivo

Como ya se señaló, el método de computar el tiempo comúnmente usado en la Biblia parece haber sido el cómputo inclusivo, es decir, se contaba tanto la primera unidad de tiempo como la última al calcular la duración de un intervalo.

Este método también era corriente en otras naciones de la antigüedad, según lo atestiguan sin lugar a duda ciertos documentos.

Una inscripción egipcia registra la muerte de una sacerdotisa el 4.º día del 12.º mes y dice que su sucesora había llegado el día 15.º "cuando habían pasado doce días". Hoy diríamos que al haber transcurrido 12 días a partir del 4.º, la fecha sería el 16.º día.


Los griegos siguieron también el mismo método inclusivo: llamaban pentaêteris (período de cinco años) a la olimpíada, o sea el período de cuatro años que transcurría entre los juegos olímpicos. También usaban otros términos numéricos semejantes.

Lo habitual entre los romanos era también el cómputo inclusivo. Tenían nundinae (de nonus, noveno), o días de mercado cada noveno día, según el cómputo inclusivo, pero en realidad al octavo día, según lo indican los antiguos almanaques, donde los días llevaban los nombres de las letras de la A hasta la H.

Por supuesto, los matemáticos y los astrónomos se daban cuenta de que esta forma de computar era matemáticamente inexacta, pero persistió su empleo habitual y aún hoy se la usa en el Oriente.

En el Occidente el idioma ha preservado algunos vestigios de este sistema: la frase "ocho días" para referirse a una semana, el término católico "octava" de una fiesta, que cae el mismo día una semana después de la primera festividad, los intervalos musicales tales como octava, tercera, quinta, etc., aun el término médico "fiebre terciana", que indica una fiebre que se repite día por medio.

No debería pues sorprendernos encontrar en la Biblia el método inclusivo de computar el tiempo.

La más clara demostración de esto es un doble sincronismo en 2 Reyes 18: 9, 10.

"En el cuarto año del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, subió Salmanasar rey de los asirios contra Samaria, y la sitió, y la tomaron al cabo de tres años. En el año sexto de Ezequías, el cual era el año noveno de Oseas rey de Israel, fue tomada Samaria".

El sitio de Samaria duró desde el cuarto hasta el sexto año de Ezequías, años que correspondieron con el séptimo y noveno años de Oseas, respectivamente. Sin embargo, se dice que la ciudad fue tomada "al cabo de tres años". Según el uso moderno, hablaríamos de dos años, restando un número del otro. Evidentemente el autor bíblico hizo el cómputo en forma inclusivo, contando como tres años, el cuarto, quinto y sexto años.

Un niño hebreo era circuncidado a la "edad de ocho días" (Génesis 17: 12), es decir, "al octavo día" (Levítico 12: 3).

Lucas habla de la circuncisión "al octavo día" o "cumplidos los ocho días" (Lucas 1: 59; 2: 21).

Evidentemente esto no significaba que debían pasar ocho días completos desde el nacimiento hasta que se circuncidase al niño, sino que se hacía un cómputo inclusivo.

Jeroboam II, rey de Israel, sucedió a su padre Joás en el 15.º año de Amasías, rey de Judá (2 Reyes 14: 23), y Amasías "vivió después de la muerte de Joás ... de Israel, quince años" (2 Reyes 14: 17). El lector moderno haría una suma mental de 15 más 15 para llegar al 30.º año de Amasías, pero Amasías sólo reinó 29 años (vers. 2). La explicación lógica está en el cómputo inclusivo, puesto que contando en esa forma, 15 años, a partir del 15.º llevan al 29.º, año en que evidentemente murió.

Hay otros ejemplos:

Después de la muerte de Salomón, cuando se pidió a Roboam que disminuyera el yugo sobre los israelitas, les dijo que partieran para volver "de aquí a tres días" (1 Reyes 12: 5; 2 Crónicas 10: 5). Volvieron "al tercer día ... según el rey lo había mandado, diciendo: Volved a mí al tercer día" (1 Reyes 12: 12; cf. 2 Crónicas 10: 12).

Ester pidió a los judíos de Susa que ayunasen e implícitamente que orasen por ella por espacio de "tres días, noche y día", antes de que se presentara ante el rey sin ser llamada. Luego se dice que "al tercer día" entró a ver al rey (Ester 4: 16; 5: 1). Evidentemente un período de "tres días" finalizaba al tercer día, no cuando se hubiesen completado los tres días, como nosotros lo computaríamos.

Todo esto ayuda a explicar la supuesta dificultad que surge de los tres días que median entre la crucifixión y la resurrección de Jesús. Los textos dicen así:

"En 3 días" - Mateo 26:61; 27:40; Marcos 14:58; Juan 2:19-21.
"Después de 3 días" - Mateo 27:63; Marcos 8:31.
"3 días y 3 noches" - Mateo 12:40.
"Tercer día" - Mateo 16:21; 17:23; 20:19; 27:64; Marcos 9:31; 10:34; Lucas 9:22; 24:7, 21, 46.

Por estos textos resulta evidente que las cuatro expresiones son equivalentes. Mateo usa las cuatro formas para referirse al mismo período. El intervalo del viernes de tarde al domingo por la mañana consta de tres días, según el cómputo inclusivo. Puesto que es claro que este sistema de computar el tiempo era común en los tiempos bíblicos y muy difundido en muchos países, es inútil afirmar que se trataba de un período de tres días completos, o sea de 72 horas, según la forma de pensar a la manera occidental. Eso sería violar tanto la práctica histórica como la declaración bíblica, y crearía una dificultad que no existiría si se tomase en cuenta la forma común de hablar y los ejemplos bíblicos.