La cronología que estudiaremos ahora abarca el exilio babilónico y la restauración, es decir desde el reinado de Nabucodonosor, en tiempos del Imperio Neobabilónico, hasta el reinado de Darío II, del Imperio Persa que le siguió.
Durante este período, más que en cualquier otro, el relato bíblico puede hacerse corresponder con la secuencia de los acontecimientos históricos y los altibajos de las fuerzas políticas, religiosas y sociales en el Cercano Oriente. Esto es posible gracias a que los arqueólogos modernos han descubierto muchas inscripciones conmemorativas y miles de documentos públicos y privados. Estos últimos fueron escritos mayormente en tablillas de arcilla en Mesopotamia, y en menor número en papiros en Egipto, algunos de los cuales se hallaron cerrados y sellados.
Entre estos antiguos documentos originales hay contratos, títulos de propiedad y otros documentos legales, cartas, recibos, textos literarios o religiosos, decretos y correspondencia diplomática. Todos ellos escritos por escribas profesionales, pero relacionados mayormente con individuos. Proporcionan importantes detalles referentes a la propiedad, las deudas, los salarios, los impuestos y el costo de la vida. Aclaran ciertas costumbres sociales: la esclavitud, el matrimonio, el divorcio, y ocasionalmente revelan datos inesperados de interés humano.
Un simple inventario de propiedad personal presenta un cuadro gráfico del ajuar de una novia -sus vestidos nuevos, uno fruncido, otro rayado, etc.-, su baúl de mimbre, su espejo de bronce, fuentes y envases para cosméticos. Una serie de recibos fechados relata una historia de fraude en la capital. Y las fechas de estos documentos, que llevan el número del año de reinado de muchos reyes sucesivos, son de gran importancia para fechar esos reinados.
Estos antiguos documentos se han acumulado en los archivos de los museos porque lleva mucho tiempo traducirlos y publicarlos. Por ejemplo, los papiros del museo de Brooklyn (Nueva York), adquiridos más de 50 años antes que se los publicara en 1953, constituyen un eslabón importante en la cadena de pruebas acerca del calendario judío postexílico y, en consecuencia, aclaran las fechas de Esdras y Nehemías y del decreto de Artajerjes de "restaurar y edificar a Jerusalén" (Daniel 9: 25), fecha de la cual dependen dos importantes profecías cronológicas.
En Esdras y Nehemías, Jeremías y Daniel, Hageo y Zacarías, se encuentran muchas fechas relacionadas con los años de ciertos reyes de los imperios Neobabilónico y Persa. Esas fechas pueden ubicarse con mayor grado de certeza que las de cualquier período anterior o posterior de la historia bíblica. Algunas de ellas están relacionadas con acontecimientos tan importantes como la caída de Jerusalén, o con profecías como la del cautiverio de los 70 años o la de las 70 semanas.
Muchos acontecimientos del cautiverio y de la restauración de los judíos pueden fecharse con seguridad en determinado año, y a menudo aun en el día preciso. Sin embargo, siempre debe admitirse la posibilidad de la variación de un día en el cálculo de la fecha según el calendario lunar, o algunas veces de un mes, cuando no existe seguridad en cuanto a si un determinado año tuvo 13 meses o no (ver "
El problema de reconstruir un antiguo calendario" y "
Calendario Judío en Egipto" en el blog "
El calendario hebreo").
Por lo tanto, en nuestro estudio se dan algunas fechas exactas siendo muy probable que no haya en ellas ni siquiera un día de variación. Las fechas de los meses babilónicos se han tomado de la obra Babylonian Chronology de Parker y Dubberstein. Las fechas judías del siglo V han sido tomadas de la tabulación de Horn y Wood que se reproducirán más adelante. En algunos casos puede admitirse una diferencia de opinión. Por eso es conveniente estudiar la manera de cómo se llega a estas fechas y examinar si son fidedignas.